La she-wolf (La loba)

¿Quién no ha querido ser una diosa licántropa? Pues aunque no lo crean, más de una tiene tanto colmillo que no hacen falta patas, garras o vellos.

Esa es la vida de la loca, ser una loba en el armario con muchas ganas de salir. Quizá hasta se tire a todo el barrio, antes de casarse civil.

Todos conocemos las locas lobas y muy a menudo somos una de ellas. ¿Pero cómo identificar a la she-wolf?

La loba es la loca que en noches de luna llena, se pone las botas para ir al bar. La que cuando son casi la una se pone en celo y con quien pueda se quiere aparear. La de los tacones de aguja magnética para sorprender al resto de cuánto desea ser mujer. La que asegura que lleva un radar especial para localizar solteros, y así justifica que no la llamen como tradicionalmente: prostituta.

Pero de todas estas, la más monumental y la más astuta es la loba con pedigrí. Esta es la sigilosa al pasar auténtica. Esta loba es la agazapada, con marido, bien casada, juntada y que autoproclama su vida marital como un paraíso. Pero un sistema de palabra nunca se sostiene con hechos constantes, la condenilla loba sale sola a las calles para ir a buscar fortuna. Si su marido está pasadito de libras, o muy mujer, o muy chancletudo, o muy dictador, o todas las anteriores, y apenas le da caramelos, entonces la loba se va con sus piernas y su juventud por ahí a que otra le chupe los huev...

Pobre la casada con una loba (se imaginan), porque de día todo es alegría y la loba se apunta a la pantomima, pero de noche le crecen las uñas y dispara feromonas. Pobre la loca que no tiene manera de saber dónde está su loba mientras trabaja, o cuando la loba dice que pasa mucho compratiendo con su familia y va a misa los dosmingos en vez de ver a la pareja. O lo peor, cuando la loba afirma que es únicamente activa (doble puntaje si usted creyó que los dos eran activos y podían convivir felices explorando el kamazutra).

Pobre la casada con la loba que tiene amigos muy atentos y fieles, pero que solo les conoce el nombre porque su loba le contó o los leyó en la pantalla del celular de la loba. La loba le dice que son los más grandes amigos ever, porque solo los frecuenta por teléfono y aún así se mantienen pendientes.

Si usted es una de esas locas que tiene dudas de con quién se fue a casar, y ahora se explica por qué hay días que en su patio trasero oye aullidos que no tienen sentido porque vive en zona residencial con su marido, pues asústese. Recuerde bien: sus aullidos, son el llamado… es cuando su lobo anda excitado.

Las lobas lo tienen todo planeado, son un sol, son galanes atentos, son especiales… son taaan especiales; y usted termina repitiendo: esa loba es especial, mírala caminar caminar…

Conóscalas, abra los ojos, las lobas ya borraron la culpa de sus mentes, y la cara de tonto se la ven al marido todos los días, ya lo tienen domesticado.

Y si a la loba usted no le puede cumplir en el ardor de sus noches románticas, su loba pocas veces se quedará con usted a mirar la tele. Pellízquese, la loba sabe lo que quiere: portarse muy mal en los brazos de algún caballero. Que probablemente será su remplazo en unos años cuando usted pierda las joyas, la juventud, el trabajo o el pelo.

Y ustedes… ¿qué hacen antes de irse a dormir? ¡Auuuuuuu!